Hace no mucho hemos escrito artículos sobre la última actualización de Google Penguin 4.0, o incluso sobre las búsquedas por voz. Lo cierto es que Google no deja de reinventarse, y prueba de ello es que Google actualiza su algoritmo en torno a unas 500 veces a lo largo del año.
Hasta hace relativamente poco buscabamos intentar «engañar» la araña para ofrecer contenido «relevante» para el usuario, bien estructurado como Dios Google manda con un único objetivo claro: Obtener mejores posiciones en los resultados del buscador. Lo cierto es que mal o bien eran las reglas establecidas por el momento, y algunos con un poco más de ingenio consiguieron engañar al buscador y conseguir grandes volumenes de tráfico orgánico a base de estrategias de linkbuilding en sitios rídiculos o spameando contenido de forma masiva.
La cuestión de romper las reglas, ir hacia más allá e innovar de forma constante ha llevado a Google a crear los conocidos Google Panda o Google Penguin por ejemplo, con el objetivo de solucionar «vulnerabilidades» que hacían que unas webs se posicionaran a base de estrategias poco convenciales. Los seres humanos, probablemente por nuestro instinto, siempre tendemos a tirar más de la mano, e intentar ver qué puntos en el sistema flaquean para aprovecharlos y tomarlo como una ventaja competitiva.